Un día como hoy

Hay veces que sientes como no puedes transformar en palabras lo que sientes. Hay veces, que pretendes ser tan perfecta en lo que haces, que no puedes leer entre líneas que, quien te quiere y quien te querrá bien, te querrá tal como eres. 

Hay veces que, sientes como tu realidad se viene abajo, como aquello que creías tan firme estaba formado por aire, y que un simple soplo, por no hablar de un vendaval, puede acabar con todo. 

Recuerdos que pesan, y recuerdos que hacen feliz. 

Lagrimas que te recuerdan quien eres mientras lo que rechazaste explica a tus espalda quien quisiste ser. 

Que simple me gustaría que fuera todo, y que complicado que es. 

Quiero creer en mis sueños, mientras la velocidad a la que vivo no me permite parar a pensar en como se cree.

Ya no quiero mentirme más, no quiero realidades de aire, sé a ciencia cierta que es peligroso volar sin saber aterrizar. Que envidia tengo a la simplicidad. Que envidia siento por los demás. 

No hablo de infelicidad, hablo de almas, de dudas, de sentimientos, de sensaciones, de palabras... de lo que no se ve, pero está. 

De mi miedo a que nadie sepa responder mis preguntas sobre mí. Del miedo a que algún día me olvide como era, como fui.