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Ayer o mañana

Querido diario, 

Me suena el despertador a las 7 de la mañana y me monto en un coche cuyo individuo que lo transporta no tiene ni puñetera idea de lo que piensa de mi. Más tarde llego a mi nuevo trabajo, el cual parece apasionante en el mismo grado que agobiante. Pasan las horas mientas me imagino, me invento y me transformo en lo que me gustaría ser, en quién. 
Llega la hora en la que tengo que realizar un trayecto de 35 minutos en 10 para evitar o disimular la incompatibilidad que existe entre los horarios y el lugar de mi trabajo con el de mi universidad. 
Una vez llego a mi destino, un tren me secuestra durante 1 hora y cuarto. Bajo en mi parada, que recuerdos querido diario, como nos cambia la vida. Y eso, vuelvo a tener prisa, diez minutos máximo para llegar hasta la otra punta de la ciudad. 
Llego a la universidad, entro y el profesor me desacredita con los ojos, si él quisiera podría explicarle porque llego tarde cada día pero creo que no le interesa. 
Después de dos horas de clase, estoy tan cansada, oigo pero no escucho. 
Vuelvo a tener prisa, en 10 minutos tengo que llegar hasta la estación, si pierdo el tren tendré que estar dos horas esperando al próximo. 
Una vez en el tren , dos horas y medio, por lo visto están de obras, claro, bueno ya tengo yo todo el tiempo del mundo, en barcelona, otro tren más. Parece que nunca voy a llegar...
Una hora más por fin en casa, hora de ponerse a estudiar. 



1 Comments


Que vida tan llena de acontecimientos, por Dios!

Y eso que al diario no le habías explicado TODO lo que pasa por tu cabecita loca.

Leyendote, me he estresado. Anda!:)

Ale.

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